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Gestión de residuos: Pilar de la Economía Circular
Escrito por Julio Casal Ramos
En líneas generales, al buscar en la literatura se pueden encontrar varias definiciones de “residuo”, sin embargo, se define de manera un tanto intuitiva como cualquier sustancia u objeto generado por una actividad productiva o tras un consumo y que luego de esta, ya no resulta útil para su generador/poseedor, por lo que busca desprenderse del mismo por obligación y/o deseo.
Por ejemplo, el 30 de Mayo de 2018, el Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea, establecieron la Directiva (UE) 2018/851 [2], la cual pasó a actualizar/reemplazar la Directiva original 2008/98/CE sobre los residuos. En este documento, la definición de residuo reza lo siguiente: “Cualquier sustancia u objeto del cual su poseedor se desprenda o tenga la intención o la obligación de desprenderse”.
Sin lugar a duda, se ha vuelto evidente para el común de las personas que, a día de hoy, los residuos representan una problemática, tanto ambiental como social y sanitaria. Los residuos pueden ser clasificados según múltiples criterios, atendiendo a su estado de agregación (sólido, líquido, gaseoso), a su procedencia (industrial o municipal, rural o urbana, entre otros), a su composición química (orgánico e inorgánico), o incluso clasificaciones con criterios mixtos, así como también clasificaciones más específicas (residuos plásticos, residuos alimenticios, etc.).
La gestión de los residuos juega un papel fundamental, especialmente en los países desarrollados o en vías de desarrollo, esto principalmente por un problema de escala, ya que el incremento poblacional y/o industrial trae como consecuencia una mayor cantidad de generación de residuos debido al modelo tradicional de economía lineal implementado mundialmente. La gestión de residuos se encarga de palear los efectos negativos de los residuos, así como también de obtener un beneficio de los mismos a fin de complementar los recursos vírgenes
originalmente disponibles.
Dependiendo de la bibliografía, se pueden encontrar diferentes desgloses de lo que serían las bases de la gestión de residuos. Por ejemplo, Xavier Elías [2] indica que estos se pueden resumir en tres grandes principios, a saber, minimización, valorización y tratamiento, destacando que la valorización se conoce también como la vía de las tres “r”, debido a que, según el citado autor, comprende los conceptos de recuperación, reciclaje y reutilización.
Por otra parte, la Directiva (UE) 2018/851 del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea, establecen un orden de prioridades en la legislación y la política sobre la prevención y gestión de residuos, mediante la siguiente jerarquía de residuos:
- Prevención.
- Preparación para la reutilización.
- Reciclado.
- Otros tipos de valorización.
- Eliminación.
- Que el producto sea utilizado nuevamente para la función para la cual fue diseñado, ya sea de manera inmediata o tras realizarle una serie de arreglos (reutilización).
- Que el producto sea convertido, a través de una serie de procesos físico-químicos, en una materia prima para ser implementada en la re-obtención del producto original o en la obtención de un producto alternativo (reciclado).
- Que el producto, tras una serie de procesos físico-químicos, adquiera una utilidad que implique la sustitución total o parcial de otros materiales o sustancias que se hubiesen utilizado para cumplir una función particular (otros tipos de valorización). Como ejemplo a destacar, se destaca la valorización energética.